Muchos años. Muchos espacios. Muchas cargas acumuladas, muchos golpes, muchas heridas. A veces, la soledad se muere poco a poco. Otras veces, de un solo golpe.
La mía, se mil dividió, hace años. Y cada día, cada respiro, asesina una soledad diferente.
Junto a ti, hemos asesinado varias. Como en el juego de los cocodrilos que salen de la caja, juntos tomamos un mazo, y les golpeamos duro en la cabeza. Los cocodrilos se van, llorando. Nosotros, reímos.
Y así, a veces y sin querer, nacen nuevas soledades. Y así, siempre sin querer, te hago daño, al querer comerme el mundo de un mordisco. Y solo.
A veces es tan fácil perder los rumbos. Hace tiempo, los perdía solo, y solo debía encontrarlos. Hoy que estás a mi lado, tenemos a alguien para señalarnos el camino, aunque muchas veces necesitamos uno o más golpecitos (zotes).
Solo espero que, con el tiempo, no sea necesario tanto dolor, para volver al camino. Para volver a tus brazos. Para volver a ti. PARA VOLVER A MI!
La mía, se mil dividió, hace años. Y cada día, cada respiro, asesina una soledad diferente.
Junto a ti, hemos asesinado varias. Como en el juego de los cocodrilos que salen de la caja, juntos tomamos un mazo, y les golpeamos duro en la cabeza. Los cocodrilos se van, llorando. Nosotros, reímos.
Y así, a veces y sin querer, nacen nuevas soledades. Y así, siempre sin querer, te hago daño, al querer comerme el mundo de un mordisco. Y solo.
A veces es tan fácil perder los rumbos. Hace tiempo, los perdía solo, y solo debía encontrarlos. Hoy que estás a mi lado, tenemos a alguien para señalarnos el camino, aunque muchas veces necesitamos uno o más golpecitos (zotes).
Solo espero que, con el tiempo, no sea necesario tanto dolor, para volver al camino. Para volver a tus brazos. Para volver a ti. PARA VOLVER A MI!
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