viernes, diciembre 22, 2006

10 normas del Transporte Público


Serie Criaturas Urbanas #1

Para los que frecuentamos el transporte urbano tradicional es común encontrar estos personajes. Los profesionales del volante, seres a los que confiamos nuestro transporte, y su entorno, el bus, son Criaturas Urbanas por excelencia.

Si se tiene un poco de paciencia y buen ojo, se concluye fácilmente que un bus urbano es la esencia misma de la cultura. Un lugar donde se encuentran Yayita (la novia de Condorito) y el Niño Jesús de Praga, merece mi personal atención.

Pero más allá de estos pincelazos de la cultura popular material ecuatoriana, un bus tiene varias dinámicas. Una de las peores, casi insufrible, es la hora pico. Este concepto, conocido por todos, se expresa entre las 6:30 y las 9 de la mañana, reaparece brevemente al medio día, y tiene su clímax entre las 5 y las 8 de la noche. Es la hora en la que el busero es el rey.

Personajes

Dentro de este micro habitad llamado bus, hay dos claros protagonistas:

El busero, o chofer del bus, hombre que normalmente ha comprado su título de chofer profesional, resultado de un proceso social terrible. Su pago es por horas, y depende de la cantidad de personas que logre llevar. Su horario de trabajo, en su afán de hacer más dinero, se extiende entre las 5 de la mañana u las 8 de la noche, tiempo durante el cual aspira el plomo que genera su propio gremio. Bajo estas condiciones, es apenas lógico un ser huraño, grosero y hasta agresivo. Pero su oficio trae consigo la venganza: él decide quien llega a tiempo y quien no, con solo permitir el acceso a su unidad.

El controlador, escalafón más bajo que busero, trabaja bajo las misma condiciones que su compañero. A la vez, es cajero, se encarga de “arreglar” problemas con la policía, arrear a los usuarios del medio de transporte, y sus indicaciones son responsables del 50% de las infracciones que el busero comete. Es un galán popular, al tener mayor posibilidad de contacto con el sexo opuesto que su compañero, con estrategias que van desde la sutileza de un sonido indeterminado (algo así como psss, psss) hasta la grosería inmisericorde. Sueña con tener el dinero suficiente para comprar su licencia y ascender a busero.

Las 10 normas.

Una vez identificados los personajes, vamos al grano: las diez normas que rigen el transporte urbano durante la hora pico:

- Siempre cabe uno más: Esta regla debería ser analizada por científicos, pues desafía a la física: ¿es posible que el espacio aparentemente limitado de un bus albergue infinitos usuarios?

- Policía = Peaje: Esta regla se ve reforzada por la ya clásica “Deme pagando la multa”

- “Las calles son MI lugar de trabajo”: esta frase justifica el insultar e irrespetar a vehículos particulares. Si usted no es busero, entonces hace turismo en las calles. Se ve reforzada por la palabra clave “¡dentre, dentre!”

- Pasajero = Costal de Papas: se demuestra con la palabras “alce”, usada para bajar ligeramente la velocidad, permitiendo la subida del usuario en cuestión.

- Sobrevivencia del más fuerte: por selección natural, el sistema de transporte público separa a los débiles: ancianos, discapacitados, mujeres embarazadas, niños, son presa fácil del bus urbano, por lo tanto:

- Si tiene más de 60 y/o es discapacitado, quédese en su casa o ahorre para el taxi, el servicio de transporte público ya no es para usted.

- Si está embarazada, espere a que su niño tenga más de 8 años y usted pueda usar el bus sola.

- Si tiene menos de 15 años, espere entre 1 y 15 años para salir del grupo de riesgo. No albergue la mínima esperanza de pagar la mitad de su pasaje.

- El concepto de proxémica es un mito: como consecuencia de la regla 1, su espacio interpersonal será brutal y constantemente ultrajado.

- Si usted es mujer, aténgase a las consecuencia: de la anterior, se concluye la alta posibilidad de ser tocada indebidamente por el no tan culto personal masculino.

Como conclusión, el bus es un espacio más cercano a las reglas naturales que a la democrática y utópica humanidad. Si usted es de los que no soñamos con tener auto, analice estas normas, y prepárese física y sicológicamente para sobrevivir en uno de los espacios más hostiles de nuestra selva de cemento.

martes, diciembre 12, 2006

El Duende

Durante muchos años, y como un acto de ignorante rebeldía (confirmando aquel dicho de “la ignorancia es atrevida) renegué de todo lo que sepa a España. Estos sinvergüenzas habían venido a mi tierra, mataron a mi gente y saquearon mis riquezas. No celebraba las Fiesta de Quito, y me alejaba de las guitarras.

Pronto se abrió la mente. Y la abrió un español, gitano más bien: Paco de Lucía. Fue Paco (lo digo así porque ya lo considero mi amigo) el que abrió la puerta del flamenco. Entonces pensé que por ahí, en algún lado del mestizo que soy, debe haber un español (y ojalá sea gitano, que ni es lo mismo ni es igual) que gusta del buen vino, de los quesos finos, la paella, Goya y Miró, Camarón de la Isla, Tomatito...

Junto con ellos se descubre todo un arte, heredero de los siglos que estuvieron los árabes en España (que también deambulan en el arte mudéjar de las iglesias quiteñas), que creo, se define con dos palabras: fuerza y sensualidad.

Entrevista a Tito Lozada, que estuvo en Quito. Los gitanos creen en el Duende. Este personaje, que no se encuentra siempre, vaga por las ciudades y los tablaos de todo el mundo. Al decir de Tito, él lo encontró en Japón y en las calles de Quito (comparto la apreciación: hay algo en Quito, sobre todo en el Centro, que te llena el espíritu, a pesar de tener que cuidar los bolsillos mientras lo visitas).

Los gitanos llegan al Teatro. Lo primero que hacen es ir a escena. La buena noticia, el Sucre tiene Duende. Pero ¿Quién es el Duende? Este ser mítico, es muy amigo de la música. Cuando se llega al máximo nivel de interpretación, vocal, instrumental o de baile, es porque El Duende se apodera del artista. Entonces entra en un estado de trance, y es capaz (mezclado con el Duende) de hacer magia.

Teatro Sucre, viernes en la Noche. El cartel, Tito Lozada y los Lozada, siendo Tito el patriarca de una familia de deambula por el mundo creando esta magia. Teatro al 75%, sobreoferta de espectáculos en plenas fiestas de Quito. Tito entra al escenario, solo con su guitarra al hombro, se refugia en una luz, saca su guitarra del estuche, y le arranca algunas notas. En ese momento, un grupo de gente, entre 20 personas, entra a escena: dos espejos, muchas sillas, dos lámparas... todos en traje informal, jeans, camiseta, zapatos de goma. Tito los saluda con cariño, todos parecen viejos amigos. De pronto, las guitarras. Todos toman posición, y comienza el show. El concepto es claro, que el público vea un ensayo, o se haga una breve idea de cómo es. El Duende ronda, está cerca.

Intermedio. Al regreso, el escenario cambia. Ahora solo una gran tela de fondo, sillas frente al público, y 4 bailaoras: vestidos llamativos, muy ceñidos hasta la cadera, y abiertos hacia abajo. 3 bailaores: terno de gala negro o blanco.

Mari (lo sabemos por los gritos de los cantaores) saca fuego del tablao. A la mitad de su interpretación, alza su falda sobre las rodillas. No sonríe, baila con ímpetu, reta al público... es claro: Tiene al Duende. Regresa hacia las guitarras, coquetea, parece darles vida con sus pies.

Manolo, hace la parte masculina del baile. Más discreto, entra al tablao bien peinado. Un baile hecho a su medida, la fuerza del hombre varía el lenguaje del baile, desafía a la audiencia, por momentos quiere salir del tablao. La platea femenina suspira.

Para terminar, violín, descarga de guitarras, laúd, la caja y percusión. Se suman a Manolo todos los bailaores, bailan en círculo, en parejas, ellas se acercan, retan y huyen. Ellos persiguen, proponen. El baile está cargado de sensualidad, aunque ellos jamás se tocan. De pronto se vuelven un gran grupo, las guitarra rompen al baile, el violín habla, el tablao se une a la percusión, y los cantos lastimeros... El Duende está en todas partes. Redoble de tablao, final. Tito Lozada sale solo, toca unas notas, guarda su guitarra en el estuche, y se marcha. El Duende está ahora en el publico, que se queda con ganas de ver más.

lunes, diciembre 04, 2006

El Rey Lagarto


Por siete años viví
en el holgado palacio del exilio
jugando extraños juegos
con las niñas de la Isla.

Hoy he venido nuevamente
a la tierra de lo justo, lo fuerte y lo sabio.

El Palacio del Exilio
En
La Fiesta del Lagarto
Por James Douglas Morrison


De vez en cuando, en la historia de la humanidad, nace un ser distinto. Este individuo no entiende la moral, y considera necesario repasar, siempre que haya oportunidad, los siete pecados capitales.

Lejos de lo deseado y lo decente, a este individuo mamá no pudo convencerlo de ser “una persona de bien” cuando grande. Se desvió. Los sicólogos, preocupados, hacen perfiles y rompen sus cabezas para entender por qué sus objetivos no son “normales”. Hablando en términos muy quiteños, no sueña en tener casa en El Valle (cualquiera de los dos), carro 4x4, novia rubia y perro Golden Retriever.

Si este extraño ser, además cuenta con un don, como leer y escribir buena literatura y se junta con otros locos similares a él, entonces nace un mito.

James Douglas Morrison (para el mundo, solo Jim) era uno de esos seres extraños. Escribía a sus fantasmas, mientras estudiaba cine en Los Ángeles. Por ahí se cruzó un musicazo, Manzarek. Había nacido The Doors. En plena época de las flores, en donde las drogas eran como caramelos, Morrison fue uno de los pocos que entendieron, por su contacto con indios americanos, el significado ritual de la droga, como medio para alcanzar otras percepciones y realidades. Este valor de las drogas, más allá del vicio o la novelería, es aun entendido en tierras americanas por unos pocos Yachaq. Pero esto es motivo de otro artículo.


Hermanos y hermanas del Pálido Bosque
muchachos de la Noche
quien entre ustedes correrá con la caza?

Ahora la Noche llega con su legión púrpura
retírense ahora hacia sus carpas y hacia sus sueños
mañana entraremos a mi pueblo de nacimiento
quiero estar preparado.

El Palacio del Exilio
En
La Fiesta del Lagarto


Morrison bailó siempre alrededor de la muerte. Iba al desierto con sus Doors, se drogaba, tenía visiones, y escribía poemas y canciones. Esto está en sus textos. Al igual que otras felices víctimas del dios Rock, debía morir joven y dejar un cadáver hermoso. Sus conciertos podían convertirse en feroces orgías, y sus músicos debían improvisar, ya que según Jim, el espíritu de un sabio indio se apoderaba de su cuerpo durante sus presentaciones.

Para ser coherente con sus ideas, murió joven, ahogado en una tina en Paris. Sus fanáticos lo visitan felices en el cementerio de esta ciudad, junto a Balzac y otros grandes. Más de una pareja se detuvo a hacer el amor sobre su tumba, como un rito, hasta que la policía tuvo que tomar medidas.

Desde entonces el Rey Lagarto ha caído, como otros mitos, en camisetas, graffitis y otros recuerdos que vuelven rentable su rebelde imagen. Si usted lo prefiere, compre uno de sus libros, escuche The End (casi 12 minutos de densa y magnífica música, hablando de Edipo y sus complejos), o mire la película (con cuidado, que refuerza el mito y en más de una ocasión da para pensar que Morrison estuvo 10 años drogado, mañana, tarde y noche). Y no olvide que, parafraseando a Wilde, solo lo realmente sagrado merece ser profanado.


Lions in the street and roaming
Dogs in heat, rabid, foaming
A beast caged in the heart of a city
The body of his mother
Rotting in the summer ground.
He fled the town.

He went down South and crossed the border
Left the chaos and disorder
Back there over his shoulder.

One morning he awoke in a green hotel
With a strange creature groaning beside him.
Sweat oozed from its shiny skin.

Is everybody in?
The ceremony is about to begin.


Lions in the street
En
The Celebration of the Lizard
Por James Douglas Morrison




Nota: Este ultimo poemita está en inglés, para no alterar sus sonoridad ni distorsionar su significado. Disfrútelo si conoce este idioma, de lo contrario, avíseme y trataré de enviarle una traducción.



lunes, noviembre 27, 2006

Quito Llueve


Desde que soy pequeño, me di cuenta rápidamente de un fenómeno natural que da vida a la tierra. La lluvia. Pasaron algunos años para tener la desafortunada claridad de entender por qué, eliminando especulaciones muy interesantes.

Para entonces, pude ver que Quito es una ciudad está hecha para el invierno. Las montañas se ponen verdes, el cielo gris tiene sentido junto al color de las piedras del Centro.... todo está pensado para el invierno. Sino, consúltelo con su closet.

El verano, salvo por las cometas, artefacto por demás increíble, es un estado artificial. Quito no es una ciudad amarilla, y el humo forestal le sale sobrando, teniendo en cuenta el smog.

Hasta que no pude vivir en otra ciudad, no pude comparar la mía. Quito es sencillamente espectacular. Te obliga a vivir entre el amor (cuando sales en la mañana y ves las montañas arrugadas por la luz del sol) y el odio (cuando un ladrón te rompe la nariz un domingo en la Mariscal). Nuestro sol es de verdad, incendia los colores, quema la cabeza, es un sol sincero (para pesar de algunos fotógrafos).

Cuando llueve, Quito vuelve a su estado natural. El cielo es gris, las piedras brillan, los pocos sapos sobrevivientes se farrean las tardes, el aire se limpia, y el frío te recuerda la realidad de los 2800 metros. Las quiteñas sin duda se ven mejor mojadas, con el liso arruinado, casi casi en su estado natural.

En todas las ciudades del mundo llueve. Luego de ver un par de ciudades más, la conclusión es clara: en Quito no llueve, Quito llueve. Llueve desde adentro, desde las hojas caídas por el granizo, desde las iglesias curuchupas del Centro, desde la cara de la niña que salta feliz un charco, desde los barquitos que navegan en los bordes de las veredas.

Quito llueve. Se siente adentro.

martes, noviembre 21, 2006

Palabras Lindas

“Paramea: te quedó bonito el verbo ad hoc”.
Botellita de Jerez en la caja de comentarios de La Horca.

Cuando leí este comentario de mi último post, solo pude pensar: ¡se oye lindo! Acudí al Pequeño Larousse Ilustrado, por décima vez, a comprobar el significado de tan galante palabra, no Castellana, ad hoc.

Igual que cuando se habla con gente de verdad culta e inteligente, la ignorancia me topa los talones. Y me siento, automáticamente, como amante de la parrillada en almuerzo de vegetarianos defensores de los animales. Salvaje, primitivo, básico.

Resulta siempre interesante tratar de comprender el valor de las palabras. Como un par de palabras, bien empleadas, pueden decir mucho de lo que eres (o de lo que pretendes ser). Hay gente a la que sencillamente esta aura de palabras, inteligencia y cultura, les acompaña por la vida, como el olor de un perfume fino. Los que no somos muy inteligentes y nos esforzamos por parecer cultos, nos toca ponernos una imitación de ese perfume cada mañana. El sueño: que la “pose de los que saben” como la hemos nombrado con el Pastv, se nos pegue algún rato. Lo siguiente que se nos ocurre es que cuando se nos pegue, es porque “ya sabemos”.

Volviendo a las palabras de origen incierto, pues hay otras que la gente usa con confianza e inteligencia: vox populi, per se, in situ, in vitro. Sobrevivientes esforzadas de los restos de lenguajes populares viejos, se niegan a morir, usando siempre tipo de letra italica o aferradas en las gargantas de algunos cultos, o sencillamente sirven para hacer que procedimientos muy complicados como la concepción fuera del vientre materno se oigan lindo.

De ahí para adelante, un deseo: ojalá continúe siendo básico. Ser primitivo, salvaje, disfrutar de un buen trozo de carne, aunque los ambientalistas, vegetarianos, economistas y mi organismo general mueran de miedo; y aún mejor, seguir aprendiendo, escuchando ópera y a Papá Roncón con el mismo gusto, comiendo Queso Gruyere y Tortillas con Hornado, con la misma pasión.

Y no más palabras lindas, porque, recordando al amigo Sabines, “las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada”.

Por lo pronto, tengo entradas para el rejoneo del sábado próximo, aunque no esté de moda apreciar el arte taurino, punto más alto de la bestia que tenemos dentro, a la que tanto amo. Ego sum qui sum.

martes, noviembre 14, 2006

Sábado de Páramo

Sábado. Son las seis de la mañana. La temperatura, alrededor de los 6 grados. Sales de casa. La gente te mira.¿Qué es lo que le mueve a un ser humano racional a salir al frío? ¡Y en sábado¡ Por un momento, te preguntas lo mismo. Un ser humano normal y feliz, está en su cama, junto a un cuerpo desnudo, o simplemente dormido, defendiéndose de la serranía ecuatoriana bajo sus cobijas mientras ve Dibujos Animados. O pasando el chuchaqui del sagrado san viernes. Solo te mueve tu destino. Paramea.

Pero cuando llegas, lo entiendes todo. Un colibrí pasa rápido, así te saluda. El bosque se abre frente a ti. Tu caballito de metal apenas se deja oír, avanza sigiloso, se deja guiar mansamente, si quejarse, sin reclamos del frío o la llovizna, que ahora ya es un aguacero considerable.

Ya no piensas en nada. El frío te acaricia la cara, las ramas se encargan de mojar lo que te quedaba seco, pero no importa. La actividad y la emoción de la adrenalina te permiten hasta el lujo de sentir calor. Ahora entras en la niebla, si el cielo existe debe ser muy parecido.

Bajo tus pies, el lodo pasa, llegando desde la llanta delantero a tu rostro de vez en cuando. Lo sientes, siente tu sudor, de pronto piensas que está hecho de lo mismo: tierra y agua. Escuchas el goteo de los árboles sobre la tierra.

Los pájaros escampan en las ramas, así que te quedan los sapos. Concierto en el bosque, el agua ha llegado y cae suavemente. Casi no hay gente, pocos son los locos que disfrutan del invierno tanto como volar cometas. Solo el bosque, tu caballito y vos.

Pasas sobre todos los charcos que encuentras, recuerdas tus 5 años, las veces en que no te dejaron jugar bajo la lluvia, agradeces el haber crecido sin dejar de ser niño. Para entonces, estás empapado, marrón por el lodo, agotado por pedalear en mojado; solo piensas en la felicidad del momento, tu ducha de agua caliente y una canción de Silvio.

Sales del bosque hacia la realidad, el pavimento, los autos estancados en el tráfico, y llegar a casa, que te mira y recuerda que, desde que eras pequeño, siempre fue difícil mantenerte lejos de la lluvia, los charcos y el lodo.

miércoles, noviembre 08, 2006

Angeles y Demonios

Había una vez, cuatro amigos. Ellos, sin saberlo, tenían un pacto con el dios de la música. Él había escrito que se encontraran y le rindieran culto. A cambio, ellos solamente deberían estar juntos, disfrutar de su música y alegrar al mundo.

Como Orfeo, ellos encantaban a todos. Todo lo que tocaban se hacía oro. Crearon, encantaron... tocaron. El primero, un ángel, música tierna y dulce. El segundo, el demonio, música provocadora, áspera y fuerte. El tercero subía en su guitarra a toda la banda y los llevaba de paseo. El cuarto no se metía en problemas, los usaba como su voz desde el fondo de la escena. Cuando jugaban juntos, la música volaba, se sentía a cada paso. El dios de la música estaba complacido.

Hicieron del rock su arma, fueron al circo, navegaron bajo sus propios mares, hicieron viajes mágicos... mientras tanto, fumaban, se drogaban, enamoraban mujeres, hacían el amor, y todo lo que un semidios en su sano juicio debe hacer. Y el dios de la música estaba complacido.

Un día se miraron y era claro. La fiesta terminó. “Al final, el amor que tomas es igual al amor que das”. Tomó cada cual su camino. El dios de la música los dejó, habían roto el pacto.

El ángel, solo, hizo armonías tan dulces que muchos se aburrieron. El demonio, hizo música tan áspera que nadie quiso escucharlo. El otro navegó a la deriva en su guitarra. El último heredó sus baquetas y se quedó sin voz.

Ahora, cada vez que alguien escucha sus canciones, el dios de la música aparece, y se ve bailar a ángeles y demonios a través del universo...






lunes, agosto 14, 2006

Reflexiones sobre la democracia.


Gran inquietud a causado las candidaturas de nuestro “Jet Set” sobre todo, a diputados. Ya dos bloggers conocidos se han encargado del asunto (1 y 2), y seguramente abrán muchos más.

Pero más allá de nuestros floklorismos, hay que ver el fondo del asunto. ¿Es un error de:

- Los partidos políticos? Por candidatizar cualquier cosa. Algunito por ahí dijo textualmente “no es necesario saber mucho para ser diputado? (Espantoso)

- Las “estrellas”? Por aceptar. Carlos Luis Morales, ídolo del Barcelona mostrando sus 10 dedos, los mismo que atajaban goles, para hacer campaña (Patético)

- Los que voten por ellos? Lo que más nos duele a todos es sin duda ganan.

Pues no. El error es más bien de concepto. La respuesta a esta barbarie es más simple: La democracia NO funciona en nuestro país. Lo hemos dicho a gritos, botando a cada presidente que hemos elegido, y a la mayoría no por sus acciones sino por su falta de glamour.

El punto es que necesitamos otro sistema. El Ecuador no está preparado para la democracia, ni para una constitución, ni para un congreso, ni para un presidente (lo único que medio bien funciona en este país son los gobiernos seccionales, y eso en las ciudades grandes).

La propuesta: Reunión de intelectuales (pero de los verdaderos), que planteen desde la antropología, la sociología, las ciencias políticas, la filosofía, otro sistema de participación que sirva en este país, tomando en cuenta que un gentío ni siquiera sabe leer, y literalmente se muere de hambre.

Este sistema serviría como transición a la democracia, pero a una de verdad, que funcione, y en la que en efecto, todos participemos.

P.D. Me salió medio formalito el Post, y el título está del tipo editorial. Ya me reivindicaré.

martes, julio 18, 2006

El Mundial


La Selección:

¡Increíble! ¡La selección del Ecuador llega a octavos! El país es lo más importante, más banderas que en 24 de Mayo, un pobre ex fultbolista se le ocurre ironizar con el origen de los seleccionados y casi es linchado, (más info aquí, sesudo análisis de mi amigo Pastv) los seleccionados son ídolos...

En general, todo bien. Los ecuatorianos de repente se dan cuenta que si pueden (simpático que deba ser el fútbol lo que abre sus ojos), se revalorizan los símbolos patrios (la gente llora escuchando el mismo himno del que nos burlábamos en el acto cívico del lunes en el colegio), y todos parecemos, de pronto, cobijados por la misma bandera.

Brasil:

Me confieso hincha de Latinoamérica. Algo muy absurdo en mi, me hace pensar que existe esa identidad sudaca. Y dentro de Latinoamérica, el Jogo Bonito de los brasileños siempre me emociona. La decepción, los brasileños casi no se molestan el salir de la cancha, los eliminan y no derraman una lágrima.

Pero no importa. Ronaldinho sigue siendo mi ídolo. Seguiré usando rexona, mascando bubalooo y comprando Nike.

Argentina:

Los gauchos en el Ecuador tienen una contrahinchada inexplicable. Se dicen que son todos unos atorrantes (acuñando un término de ellos mismos). Cuando preguntas cuantos argentinos conoces, la mayoría confiesa que ninguno. Y casi nadie ha ido para allá.

Personalmente me dolió la salida de Argentina. Simple gratitud, Cortázar, Borges, Charly, Fito, Orsai, Piazzolla, los publicistas de Axe, y otros notables se lo merecen.

El amargado:

“(...) la cantidad, de pilsener, adidas, nike, cocacola que se consume en un partido de fútbol supiéramos como nos están engañando un gran negocio movido por las pasiones de los hombres, como conejillos engañados!!! DESPIERTE GENTE!! talvez debamos analizar, como nos dan un mundial, copas libertadores, copas américas, y todas esas cosas, para mantener la distraída la atención de toda una sociedad, y sobre todo, para controlar las masas, que mejor manera de controlar a la sociedad, si no es con sus propias emociones, nos quejamos de la violencia de la pobreza, de la corrupción, de los gobernantes, sin embargo somos miembros activos de todos esto, quizá el camino esta en otro lado, nos dan partidos de fútbol, es realmente una causa suficiente para alegrar tanto un país, o será que estamos sugestionados por nuestra continua frustración como sociedad... 11 tipos en una cancha, millones de dólares, la gente se muere de hambre, (...) “ (comentario llegado a mi email de un Señor llamado Alejo. Pondría nombre completo, pero es todo lo que sé de él)

Pasé todo el mes del mundial esperando un comentario como este. ¿Será que no podemos vivir felices, y distraernos con un deporte apasionantemente tonto? ¿Cómo un deporte como el fútbol contribuye a mi crecimiento moral, intelectual o personal? ¡De ninguna manera! La principal razón para ver el fútbol es tener 2 horas en las que sencillamente ¡NO PIENSAS!. Conclusión: Siempre hay un amargado


La Final:

Con Ecuador, Brasil y Argentina fuera, pues daba lo mismo quien ganara. Italia (la mafia del fútbol) contra Francia (el asilo del mundial). Si no es por Zidane, el espectador se queda con las ganas. Para rematar, el mejor de Francia sale expulsado por el cabezaso más famoso del año. Conclusión: por más crack que seas, no puedes deshacerte de tu humanidad. Al final el equipo más defensivo del mundo gana el mundial, regresan a su país y todos a la serie B, por corruptos. Zidane es balón de oro y se retira en lo más alto (que viva la justicia). Y para tranquilidad de nuestro amigo Alejo, todo vuelve a la sucia normalidad. Nos vemos en Sudáfrica 2010.