domingo, abril 08, 2007

El Santo

Fin de semana largo. Mientras la mayoría reflexiona, yo me dedico a vagar. La noble actividad del no hacer nada, se apoderó de mi día.

Uno de los mayores inventos del Siglo XX, fue especialmente diseñado para apoyar la noble actividad antes descrita. La televisión encendida puede ser al mayor alimento del ocio, sino pregúntele a Homero Simpson.

La televisión nacional se dedicó, como es su costumbre, a la programación de Semana Santa. Desfile de Ben Hur, Moisés, la vida de los apóstoles, el Baño de Sangre más rentable de la historia (La Pasión del seudodirector Gibson), y pues, la película que me marco el fin de Semana: La Vida de San Martín de Porres. Algunas conclusiones:

· Nunca hablaría con los animales, mientras me alimente de alguno de ellos (Esta concuerda con la vieja “no como nada que no haya muerto gritando”)

· La conclusión anterior no se aplica a situaciones altamente alcohólicas.

· Definitivamente, el celibato sacerdotal no va. Las mujeres me alejarían en 5 minutos de la vida santa.

· Ser humilde, así muy humilde, me suena casi casi a ser tonto.

· Amo el Rock. Ningún santo que se precie andaría por los pasillos de un convento cantando a todo pulmón Satisfaction o tarareando Voodo Chile.

· Tengo una relación muy interesante con mi lado oscuro. Definitivamente no me avergüenza ser vanidoso, lujurioso, ocioso, quejumbroso, glotón, y todos estas virtudes, que la buena moral ha vuelto defectos y hasta pecados.

En resumen, y como superconclusión, nunca seré lo suficiente bueno para ser santo. Ya no me queda dudas: todo lo bueno de la vida, es pecado.