miércoles, agosto 25, 2010

Un farol, un helado y un café



Comenzamos. Con un farol en la plaza. Un saco como helado napolitano, y un café (siempre el café). Hizo falta un poco de mar para darnos cuenta de lo grande del encuentro.

Después, pizza en un tarde que tuvo la consistencia de un cheesecake. Y un “Te Amo” que terminó en un beso, tembloroso.

Desde ahí hemos visto 36 lunas. Crecientes, menguantes a veces, muchas llenas y unas poquitas (bien poquitas) nuevas. Pero tu amor siempre fue tierra fértil. Me ayudó a crecer, me alentó y me exigió renacer. Que como todo renacer, fue doloroso.

Sé que no soy fácil. Que a veces camino cuando hay correr, que me has visto aprender, que he cometido muchos errores (que te han salpicado) en el camino.

Pero cada día que despierto a tu lado, cada abrazo, y cada minuto sigue siendo un milagro. Cada día agradezco ese farol, el helado napolitano y el café.
Hoy quiero gritarlo! Nunca he sido tan feliz como en estos tres años!