miércoles, junio 16, 2010

Carta Abierta a la PAE




Señores

Protección Animal Ecuador:
Los Hechos:

Mi esposa y yo adoptamos una mascota en su institución, en octubre de 2009. Nos llamó mucho la atención su programa de adopciones, y decidimos apoyar esta iniciativa. Así llegó a nuestra casa Lila. La perrita creció rápido y fuerte, después de un episodio de moquillo que sus veterinarios ayudaron a curar, junto con muchos cuidados.

Dentro de nuestros compromisos está la esterilización de la mascota. Procedimiento al que accedimos el 1 de junio de 2010. El procedimiento se hizo acompañado de una extracción de las uñas superiores, recomendación del veterinario de la PAE. Esa noche, Lila se mordió los puntos de una de sus patas, razón por la cual la llevamos al día siguiente nuevamente.

El veterinario de turno (visiblemente agripado y distraído) procedió a aplicar anestesia local para coger los puntos sueltos. Nos llamó la atención su falta de pericia, pues lo hizo después de varios intentos. Al aplicar la anestesia con la aguja, Lila comenzó a salivar inmediatamente, cosa que señalamos al veterinario. No puso atención a nuestra observación.

En el transcurso del día, Lila siguió salivando cada vez más, a lo que se sumaron una serie de convulsiones. En la tarde nos comunicamos con uno de sus veterinarios. Nos recomendó vigilancia y si continuaba, llevarla al día siguiente. A la noche, fue lo peor. Lila no paró de convulsionar en casi 4 horas, en las que perdió el control de esfínteres, la ubicación (chocaba contra paredes y muebles) en una noche que nunca olvidaremos, por el sufrimiento del animalito. Al día siguiente (jueves 3) estuvimos en la PAE a las 8:30 en punto.

Luego de un breve chequeo, el veterinario de turno hizo su diagnóstico: epilepsia, desencadenada por la anestesia general de la esterilización. Otro de sus veterinarios, al oír nuestra descripción, hizo otro diagnóstico: envenenamiento. Su observación, una vez más, no fue tomada en cuenta. Lila fue inyectada con un calmante, y recetada con medicación anticonvulsionante.

Con los síntomas silenciados por la medicación, Lila quedó tumbada en su cama. Se quejaba con llantos cortos, y sus pupilas se volvieron a dilatar. A las 14:30 de ese día, murió.
Las conclusiones

Lila fue, simplemente, mal diagnosticada. Era alérgica a la anestesia local, concluyó su veterinario tratante luego de analizar los hechos. Diagnóstico real, coherente (por los síntomas) pero tardío. Nuestra querida mascota estaba muerta.

Las consecuencias

El dolor que siente hasta hoy la familia, es indescriptible. Una mascota es parte de nosotros, de nuestras vidas.

El objetivo de esta carta no es la venganza, ni busca castigos o retaliaciones. No incluye el nombre de ninguno de sus veterinarios (que los tenemos). No busca desprestigiar su institución. Solo queremos que esto no le pase a nadie más. Nunca más.

A pesar de lo raro del caso, es sorprendente por decir lo menos, como se puede ignorar una observación de los dueños de la mascota (Lila comenzó a tener síntomas en el momento mismo de la aplicación de la anestesia, síntomas que fueron ignorados) o cómo se puede hacer un diagnóstico tan ligeramente (epilepsia en lugar de alergia al medicamento) pasando por alto inclusive la segunda opinión de otro veterinario, y rectificarlo una vez que Lila estaba muerta.

Si es que la PAE quiere continuar con sus servicios, recomiendo que sean muy tomados en cuenta este tipo de errores. Es bien conocido que una persona insatisfecha mal recomienda un servicio al menos con 8 personas. Por eso, pido rectificaciones en sus procedimientos, mucho más cuidado en la selección de sus veterinarios, y como estos aplican criterios y diagnósticos. Su institución lleva a cabo una noble labor, que se puede ver muy perjudicada por “detalles” como estos.

Y así como se hace seguimiento para la esterilización de las mascotas, seguimiento para cuidar el lugar donde viven, me parecería justo un seguimiento a este tipo de casos, que incluyan un “perdón, lo sentimos mucho”.

Es muy valiente reconocer los errores. Y aprender de ellos.

Atentamente,

Freddy Alvear B.

C.I. 171369129-1

viernes, junio 04, 2010

Réquiem para la Lila

Para mi Lila






Fuiste la primera, y serás por siempre, única. Luego del breve episodio del moquillo, que cuestión de vida y muerte, y previa amanecida con los cuidados de La Mujer Alada una noche, y otra mía. Te faltaba solamente un respirador. Cabeza arriba, nariz congestionada, jadeante. No aposté por el día siguiente. Pero viviste, para seguir comiendo pantuflas y corriendo por todo el departamento.

Desde ahí, me enseñaste a vivir. A ser más simple, a vivir un día a la vez.

Me enseñaste que:

  • Se debe recibir a las visitas, siempre con una sonrisa. En tu caso, con las dos patas directo al pecho
  • No hay mejor lugar en la casa que el sofá, porque tiene la mejor vista si lo sabes usar
  • No hay mejor lugar que el parque en familia. Correr, con toda la vida, y las orejas atrás de la alegría y del aire fresco
  • Para hacer amigos es suficiente acercarse… y olfatear
  • El lugar más seguro es estar cerca de los que te quieren
  • La compañía, en esa noche de amanecida trabajando, cuando me veías desde mi mochila en el piso del estudio.
  • Para tener la tarde más divertida basta encontrar una rama en el piso
  • La mejor forma de disfrutar un viaje es con el viento en la cara
  • Hay que saber descansar. Dormir, todo lo que se pueda
  • Hay que saber posar para las fotos
  • Hay que comer siempre con gusto. Y solo lo que en realidad te gusta
  • A respetar el sueño de los demás… y a despertar con un saludo cariñoso, todos los días y sin importar lo que pasó el día anterior.
  • A salir a la terraza, y disfrutar el aire fresco de la mañana
  • A disfrutar de los charcos después de la lluvia
  • A aprovechar todo el tiempo que se pueda para jugar
  • A pedir perdón cuando se comete un error, inmediatamente después de cometerlo. Cuando te quieren, basta con algunas pequeñas lamidas.
Pero tal vez, lo más importante, es que hay que aprovechar cada minuto con los que te quieren, porque cada momento es un regalo. Y aunque mordiste mi jean favorito, te comiste mi CD de Soda, las carteras de la Mujer Alada, y nos hiciste mil travesuras, te vamos a extrañar, por cada una de ellas.

Lila, mi loca chiquita fuiste nuestra fiel compañera. El tercer integrante de la familia. Te quise con todo mi corazón, estés donde estés.