viernes, agosto 31, 2007

Payaso de bus

Serie criaturas urbanas #3

Un viernes cualquiera. Has trabajado toda la semana, duro, sin descanso. Caminas por la ciudad, casi dormido, con un solo objetivo: casa, comida caliente, y cama.

La ciudad te da la espalda. Buscas en las miradas de la gente un gesto, una mirada de solidaridad, un “te comprendo”. Pero todo el mundo camina hacia su realidad.

Subes a un bus. El ambiente es caliente, pesado. El medio de transporte está repleto, no hay espacio ni para el aire. Afuera comienza a llover, las ventanas se cierran, tu espacio interpersonal es violado constantemente.

En medio de tanta gente, como un milagro, encuentras un asiento. Un refugio, te dejas caer, pensando en que tal vez, el camino a casa pueda ser más confortable. Hasta que aparece él.

Su imagen cumple rgurosamente con el arquetipo de payaso, sin ninguna innovación aparete. Después de los conocidos saludos, el payaso comienza a agredir. Hace comparaciones entre los incautos pasajeros y personajes de la TV, o repasa una serie de bromas que se han repetido durante años.

Cuando finalmente llega a ti, las opciones son varias:

1. Ignorarlo (cosa que se logra parcialmente debido a su voz)
2. Tomar tu portafolios y reventarlo a golpes (¡vaya fantasía!)
3. Terminar con un suicidio que te garantice la paz.

Luego de analizar brevemente las posibilidades, te decides por intentar la primera. El payaso, que sabe de que se trata su negocio, no descansará, te hostigará, te humillará, hará todo con tal de hacer su venta. Es una guerra que tienes perdida.

Compras el producto, sin ganas. El payaso va de salida, se despide y agradece al chofer, y se marcha, victorioso.

Una criatura urbana curiosa. Un payaso de bus es, en esencia, un mal vividor del humor. Basa su supervivencia en una sola cosa: quitarte la paz, destruir tu descanso, y cobrarte por recobrarlo. Es un secuestra paz. Solo esperamos el glorioso día en que alguien opte por la opción 2
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